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El escritor Pierre Assouline aboga por que el traductor obtenga un estatus de

El escritor Pierre Assouline aboga por que el traductor obtenga un estatus de

Escritor, periodista y colaborador de Monde des livres ("El mundo de los libros"), Pierre Assouline adora y respeta la labor de los traductores. Como ha dicho recientemente, "La traducción es la lengua commún de Europa: hay que darle los medios de su ambición o renunciar a este leitmotiv". El mensaje está más que claro.

Respecto a la situación de los traductores en Francia, dos puntos cobran importancia: la creciente feminización del sector por un lado, y la importante profesionalización que ha obtenido en los últimos 30 años. Esta profesionalicación ha venido paralela a una creciente "anglinización", según el escritor. Al mismo tiempo, se hace evidente una gran falta de traductores de las llamadas "lenguas exóticas". Pierre Assouline se queja de que para encontrar un traductor del húngaro al francés, un editor ha tenido recientemente que viajar hasta Finlandia para encontrar esta "rara avis". Y lo mismo sucede con el ruso, el turco o el chino.

Paradójicamente, la condición de los traductores franceses, en comparación con Estados Unidos y otras zonas de Europa, es "extremadamente ventajosa". En Italia, por ejemplo los traductores a penas se ven defendidos ante la circulación de copias piratas e incluso el robo de los textos. En España, deben hacer frente a una remuneración "irrisoria" por hoja (de 8 a 10 euros de media, frente a los 20 euros en Francia; 23 si la lengua es exótica o "rara"). En estas condiciónes Francia podría parecer rápidamente el país de Jauja, como se puede ver a escala global: el 13% de lastraducciones hechas en el mundo son de Francia, frente al 3% de EEUU. Asimismo, la traducción en Francia representa el 18% de los libros vendidos en librerías.

No obstante, Pierre Assouline se queja de la situación entre traductores y editores. Actualmente, la relación entre unos y otros es "compleja y situada en el escenario del recelo". La lista de agravios es extensa por ambas partes.Los traductores protestan porque sus trabajos nunca son releídos ni consultados antes de la impresión. Los editores, por su parte, se quejan a menudo de "trabajos chapuza" y de un nivles de francés pésimo. Muchos argumentan que si no repasasen después el trabajo del traductor, los libros saldrían al mercado plagados de faltas. Entre los errores más comunes se encuentran la falta de letras, erratas y excesivas libertades sobre el texto original.

Bien porque su manera de trabajar es siempre a distancia o bien a su condición "solitaria y discreta", los traductores son los más ignorados u olvidados por los editores y los medios de comunicación. En la radio o en la televisión, un traductor nunca es invitado para tratar sobre la obra de un gran escritor extranjero, cuando es casi siempre el el más docto. Hay, por lo tanto, un enorme trabajo para conseguir el reconocimiento de estas personas. Pierre Assouline pide que el traductor tenga un estatus de "traductor creador" o "traductor coautor" de las obras traducidas, algo a lo que se niegan la mayoría de los editores. El escritor se queja también de que el traductor nunca aparezca en la cubierta de los libros que ha traducido, cuando "Cada vez que un crítico o un lector se emociona con la literatura extranjera, el mérito viene en gran parte gracias la labor y al talento del traductor", afirma.

 

Artículo de Alain Bauve-Méry; Le Monde

Traducción: Miguel Ferreiro Valencia

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